Poemas a nuestros fundadores
En la fiesta por los 200 años del nacimiento del Padre José María Benito Serra,
nuestra entrañable amiga, la escritora argentina Emma Segovia, recitó 2 poemas dedicados
a Madre Antonia y Padre Serra. Aquí queremos compartirlos con ustedes.

(Nuestra fundadora)
Madre Antonia María
Emma Segovia

Las corolas grises del dolor, en tu alma se inclinan
preanunciando Luchas y desvelos.
Y asciende en levedad de trino,
el mágico llamado de trascender tu universo.
No vas sola abriendo surcos sin memoria,
José Benito Serra, comparte tu destino
velando fraternal, huella y silencio.
La cruz de tus “chicas”
no te es ajena, y crece
en bondad trotando
humillación por amor bueno.
Una estrella alta en
tu oración cotidiana,
misterioso camino de
intangible compromiso y sueño.
Y en sacra convergencia
Madre Antonia, tu corazón
y Dios son resplandor y
fecoro verdadero.
Siempre tu mano se abre
para aliviar heridas y
desamparo, insobornable,
firme en ideales nuevos.
La siembra fecunda y tu voz
cargada de presagios con su
eco inmaterial proclaman
tu sentimiento.
Mas allá de los instantes y los
límites, guardamos tu Epopeya
la de tu amor iluminado y tierno.
Antonia María, tutora inclaudicable
de triste corazones por encima del
tiempo, transferida retornas en
augusta latitud de cielo.
A renovar la vocación que marcó
tu rumbo con la verdad total
e infinita del cristo nazareno……….

(Nuestro Padre fundador)
Padre Benito Serra
Emma Segovia
Noviembre de 2010

El agobio de pobres criaturas
marginadas oscureció tu
corazón generoso.
Y una marea invisible de sueños,
de subterránea huellas se desgrana,
en tu reposo.
Quisiste ayudarlas a vencer su angustia
a romper cerrojos. Darles la dignidad
el amor limpio y el verdadero decoro.
Desafiando una sociedad vacía que
condena, y en la cruz de cristo
encontraste el modelo.
Unido en cuerpo y alma a lo más
alto, descubriste para ellas
otro nuevo mundo.
Pero ¡cuanto dolor! En tu paso
itinerante por la diatriba impura
que se hizo lágrimas, en tu pecho.
Siempre la verdad cristalina renace,
libre y sin cadenas aun desde
abismales vértigos.
Pero, faltaba a tu obra, la luz de una
mujer y fue Antonia María
liturgia de fuego.
Encendió tu idea, fue compañera y madre
y la voz delicada de paz y sentimiento.
Fusionados en recóndita virtud
Padre Benito Serra, desde la
humildad y en códigos de cielo;
Forjaste realidades casi mágicas, el
páramo, se hizo vergel frutecidos
y abierto.
Y el “Amaos los unos a los otros”
fue convocaste venturoso encuentro.
Tal vez con equipaje ligero un ángel
celebrante, muestre tu gloria en el
sagrado crepúsculo, del tiempo………..


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