Lo dijo frente al Tribunal que terminó sentenciándolo a cuatro años y medio de prisión por la explotación de dos chicas de 18 años que venían de Paraguay. También fue condenada una mujer que había convencido a las jóvenes.
“Mi local tenía habilitación de la Policía, que iba siempre a controlar, no a consumir“, dijo el hombre a modo de defensa de sus actividades. Y agregó: “El local estaba inscripto en el rubro whiskería. No nos engañemos: para habilitar, no se puede declarar que es un negocio para prostitución“.
Así, sin eufemismos, Oscar “Cacho” Desábato (53) justificó ante los jueces del Tribunal Oral Nº 2 de Córdoba su actividad como proxeneta o explotador sexual de mujeres. No le alcanzó con decir que contaba con la anuencia de la Policía de Córdoba y de la Municipalidad de Cruz Alta, el pueblo donde vive. Los jueces federales José María Pérez Villalobo, Carlos Lascano y José Fabián Asís lo sentenciaron a 4 años y seis meses de prisión por haber sometido a trata y explotación sexual a dos chicas de 18 años provenientes de Paraguay.
Desábato explotaba el prostíbulo “El Quincho” en la localidad de Cruz Alta, ubicada a 327 kilómetros al sudeste de Córdoba, sobre la Ruta 6 y a sólo 300 metros del límite de la provincia de Santa Fe. Además se sospecha que podría haber explotado otra whiskería.
La novedad del caso es que es que, junto a este proxeneta, fuecondenada a tres años de prisión una prostituta que convenció a las víctimas para que se quedaran trabajando allí.
El fiscal Maximiliano Hairabedian, al solicitar la pena contra Alicia Concepción Vargas Leulián (32), había reclamado sólo 18 meses de prisión condicional porque “su único error fue convencer a las dos víctimas de que trabajaran en el prostíbulo de Desábato”. “Ella no era encargada del local ni su socia. Ejercía la prostitución como el resto de las mujeres”, argumentó.
En el verano de 2009, dos chicas de 18 años llegaron desde la ciudad paraguaya de Encarnación a Cruz Alta engañadas para trabajar como mozas en un bar. Ni bien se presentaron ante Desábato, éste les quitó sus documentos y las obligó a prostituirse. Una de ellas, nacida en la Argentina, le avisó por mensaje de texto a su novio que no la dejaban salir y dio las coordenadas: “Rosario – Cruz Alta – El Castillo”.
Su papá cruzó a Posadas y realizó la denuncia policial. A los cinco días, un operativo de la Policía Federal y Gendarmería rescató a las víctimas.
Pero Desábato, alertado con anterioridad, logró fugarse y recién fue detenido en 2010, luego de estar prófugo unos ocho meses.
Un testigo de identidad protegida que trabajó con Desábato en “El Quincho” entre 1996 y 2002 declaró el viernes pasado que el ahora condenado contaba con protección política.
A fines de mayo del año pasado, la Legislatura de Córdoba aprobó por ley la prohibición del funcionamiento de prostíbulos, cabarets y whiskerías. Durante el debate estuvo presente en el recinto Susana Trimarco, la mamá de Marita Verón, la chica tucumana desaparecida hace una década secuestrada por una red de trata de personas.
Fuente: Clarin.com
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