Noelia Álvarez
El doctor nos dijo: Tenemos que sacarlo porque corre riesgo de vida.
A las 14:30 hs. del día 2 de octubre nació con 2, 230 kg de peso, 2 meses antes de lo que esperábamos.
A partir de ese día comenzaron los cuidados intensivos en primera instancia, por ser prematuro;
luego debió pasar por respirador, porque aún no se desarrollaban sus pulmones. En síntesis, lo habían
sacado justo a tiempo… eso nos expresaban los médicos.
El respirador solo lo tuvo por 3 días y de ahí en adelante fue evolucionando lentamente, pero sin pausa. Luego de dos semanas pasó a terapia intermedia, en la que permanecería hasta el día de su externación.
Fue un tiempo de esperar sus tiempos, aprendiendo a respetar sus ritmos de crecimiento, ya que si bien su tamaño y peso eran buenos, todavía tenía que comenzar a tener reacciones de maduración; dentro de ellas una fundamental: alimentarse…
Después de aprender a succionar, controlar su temperatura corporal y liberarse de la sonda endogástrica,
Juan Bautista estaba en condiciones de salir de la terapia. Así nos lo comunicaron el domingo
31 de octubre. Al día siguiente, en efecto, fue dado de alta y pudimos traerlo a nuestra casa.
Estos treinta y un días de internación fueron muy difíciles, pero no perdimos la esperanza en ningún
momento. Contamos con las oraciones de muchos hermanos, hermanas, de la comunidad y de nuestras
familias. Eso nos fortaleció y nos mantuvo de pie. Juan Bautista, hoy, a un mes y medio de vida,
está en casa y conociendo de a poco a quienes le hablaban y lo amaban antes de nacer, tomando
contacto paulatino con el mundo, con el entorno y con sus primeras emociones.
Nuestra fe nos mueve a estar agradecidos a Dios por el don de la Vida, la Palabra y la Comunidad.
Ponemos en sus manos a nuestro hijo y a todos los niños y niñas que luchan por vivir
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