Tengo ganas de no tener ganas….mejor me quedo en la cama
Por Diego Díaz scj

La expresión está tomada en parte de una canción de Riky Martín, se llama “Asignatura pendiente”. Con ella me puse en la tarea de preparar este artículo que intenta explicar lo que nos pasa cuando sentimos esas ganas de quedarnos en la cama, de quedarnos en casa, sin salir, sin hacer nada. Muchas veces sumidas/os en una profunda tristeza y desgano que no sabemos de dónde proviene y menos cuando se irá. ¿Qué nos pasa? ¿Cuándo se nos  irá este estado que no nos deja disfrutar de la vida?
Para empezar tenemos que comprender que, muchas veces, los bajones emocionales tienen que ver con la emoción de la tristeza. Muchas veces, no la podemos identificar: la distancia de la familia, del país, del lugar de origen y de los vínculos más profundos a veces nos pasan esta factura. Tomamos conciencia dónde estamos y de lo que estamos haciendo tan lejos… y es ahí donde comienza el espiral de la tristeza. Tomate un tiempo, mientras leés este artículo, respirá, buscá un té, algo que sea gratificante, algo que te conecte con lo más positivo; cambia de posición: sí estás sentada, parate, sí estás acostada, cambiá… mové el cuerpo…Y esperá unos segundos para seguir leyendo.
Ya hemos movilizado nuestro cuerpo, nuestras hormonas harán lo suyo, con paciencia y calma sentirás que el cuerpo vuelve a retornar sus fuerzas, sus ganas. A veces solo/a no se puede, se necesita de alguien que nos ayude a poder focalizar, encontrar esa tristeza que se ha anidado en nuestro interior. Estas ganas de no hacer nada, de quedarnos en el ayer, en el pasado, es la clave para entender nuestros momentos depresivos y de tristeza. Es normal y saludable que pasemos por estos momentos como puede ser ante la pérdida de un trabajo, un lugar, o con la partida de un ser querido o de personas que son importantes en nuestros vínculos. Debemos prestar atención a este estado si ya han pasado varios meses (seis o más) y aún seguimos así, entones, es bueno acercarse a un profesional de la salud para poder encontrar alguna solución.
Los estados emocionales también están en relación con los estados climáticos, la gente que vive más tiempo en climas fríos y lluviosos tiene más predisposición a estados de tristeza prolongados. Es por eso, que para muchas/os, la gran ciudad puede resultar muy gris y se quedan sin ganas de nada. Por lo menos aquí en Buenos Aires suele ocurrir que hay semanas en otoño e invierno que son grises.
Algunas claves para poder salir de estos estados de tristeza o bajón personal:
1- Nombrar las situaciones que me ponen triste, reconocerlas, permitirme unos instantes para llorar, despedirme, decir lo que tenemos anudado en la garganta. Cuanto más tristeza juntamos, más energía invertimos y más nos sentimos agotados/as y con necesidad de estar en la cama.
2- Si esto se prolonga en el tiempo o tengo episodios prolongados, recurrir y buscar ayuda con algún profesional de la salud. No tener vergüenza de hablar de estos temas.
3- Realizar actividades físicas gratificantes, hacer caminatas por el solo placer de caminar, correr, bailar o nadar. Es importante poner en movimiento el cuerpo, a pesar de sentir molestias, el cuerpo con el ejercicio recupera su tensión y vitalidad, solo hay que moverlo.
4- Una buena taza de chocolate caliente compartida con amigos/as también puede colaborar.
5- Llevá un registro personal de los días en que sentís que estás en este estado de tristeza, anotando situaciones que viviste ese día y como está el clima ese día. En otro momento leé tus anotaciones y sacá conclusiones. ¿Qué me ayudó a salir, cómo lo hice?
Y recordá que uno puede tener todo, dinero, amor, salud, familia, pero el estado emocional de la tristeza, es eso, una emoción, y hay que darle su lugar y que transite… Sí decidís que ella se quede en casa, entonces tendremos que poner manos a la obra para aprender a convivir con ella o dejarla que nos visite en los momentos que sean necesarios. Las asignaturas pendientes muchas veces son ocasión de esta tristeza, pero ese es otro tema.

Buen trabajo.
Categorías: capacitándonos

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