Síntesis del Capítulo 1° [20 pags.] de la Exhortación Apostólica “La Alegría del Evangelio” del Papa Francisco
 Parroquia San Pedro
A-   *La evangelización obedece al mandato de Jesús: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”
*Todos somos llamados a esta nueva “salida misionera”
*Fieles al mandato del Maestro, es vital que salgamos a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo.
B-   Los discípulos misioneros de la comunidad:
*Primerean: toman la iniciativa sin miedo…salen.
*Se involucran: comprometiéndose con obras y gestos (achican distancias).
*Acompañan: respetan los procesos de la gente, saben esperar, con paciencia.
*Fructifican: siembran, cuidan el trigo sin perder la paz por la cizaña.
*Festejan: celebran los frutos y cada paso adelante que se da.

C-   Las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera  que no pueden dejar las cosas como están. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma al servicio del Evangelio, por fidelidad a Jesucristo.
Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se conviertan en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual.
D-   La parroquia puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del pastor y de la comunidad.
Tiene que ser capaz de reformarse y adaptarse continuamente. Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos.
Todas las demás instituciones, pequeñas comunidades, movimientos y asociaciones, son una riqueza para la evangelización. Pero es muy sano que no pierdan el contacto con la realidad tan rica de la parroquia y se integren en la vida pastoral de la Iglesia.
La pastoral en clave de misión, pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del “siempre se hizo así” invito a todos a ser cauces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades.
E-    *Es necesario poner en clave misionera también el modo de comunicar el mensaje.
*Cuando se asume un objetivo pastoral y un estilo misionero, el anuncio se concentra en lo esencial, en el corazón del mensaje de Jesucristo, en el corazón del evangelio.
*El mensaje puede perder su frescura y dejara de tener “olor a Evangelio” si se priorizan aspectos secundarios tanto doctrinales como morales.
*También, no tengamos miedo de revisar costumbres propias, no ligadas al núcleo del evangelio y que hoy ya no prestan el mismo servicio a la evangelización.
*Al mismo tiempo los enormes y veloces cambios culturales requieren una constante atención para anunciar las verdades de siempre en un lenguaje y formas de expresión necesarias para transmitir al hombre de hoy el mensaje del evangelio.
*Del mismo modo, hay normas y preceptos eclesiales, eficaces antes, pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauce de vida.
Por tanto sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles del crecimiento de las personas que van creyendo día a día.
*A todos debe llegar el consuelo y el estimulo del amor salvífico de Dios, que obra misteriosamente en cada persona, más allá de los defectos y caídas.
Un corazón misionero nunca se cierra ni repliega, nunca renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino, siguiendo siempre el Evangelio y el discernimiento de los senderos del Espíritu.
F-    La Iglesia “en salida” es una Iglesia de puertas abiertas. Salir hacia los demás, pero también detener el paso, escuchar, acompañar.
La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre, como el padre del hijo prodigo que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad.
Pero también hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberán cerrarse por una razón cualquiera.
La Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas.
Se debe llegar a todos, pero no hay que olvidar que hoy y siempre “los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio”.
Salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo.
Más que temor a equivocarnos, espero que nos mueva
El temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa tentación,
En las normas que nos vuelven jueces implacables
En las costumbres donde nos sentimos tranquilos,
Mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse:
“Denles ustedes de comer”

Categorías: capacitándonos

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