Caso Marita Verón

A 3 meses de finalizado el juicio por el caso de Marita Verón, en PAR nos sentamos a conversar que nos había dejado este tema. Hicimos un recorrido, desde el dolor y la esperanza, la indignación, el recuerdo de mujeres que pasaron y pasan por Puerta, la ternura y la admiración que nos generan Susana, su nieta y todas las mujeres que fueron a declarar.

Indignación que nos generó comprobar que el testimonio de las mujeres no sirvió para nada, fueron revictimizadas, expuestas, y su voz no fue tenida en cuenta.

Tentación de comparar las historias de vida de tantas mujeres esclavizadas que conocemos. Hicimos historia de los más de 10 años del caso de Marita, comentamos como entró la historia en el corazón de la gente. También nos asombramos de todo lo que develó este juicio, cómo se mezcló lo policial, con lo político y lo deportivo. Cómo este entramado siniestro fue tapando una verdad que todos esperábamos y fue empequeñeciendo la esperanza de que ese juicio nos dijera algo sobre Marita. El día de la sentencia nuestras esperanzas se trasformaron en desolación: todos absueltos.

Nos encontramos así, con una realidad demasiado dolorosa para no hacer nada, por eso, tratamos de contagiarnos esperanzas en medio de tanta indignación.

Rescatamos lo positivo que dejó este juicio, más allá del resultado: es muy bueno que toda la sociedad se enterara del caso, o por lo menos, quien quiere saber, lo sabe. También nos parece positivo la sanción de la Ley, aún cuando hubiéramos querido que contemplara otras cuestiones.

Hicimos memoria, desde Joseph, aquella primera mujer que albergo el Padre Serra, origen de la misión oblata, pasando por Raquel Liberman mujer tratada, esclavizada durante 10 años y víctima de la falta de justicia, luego llegamos a Marita desaparecida hace más de 10 años, también víctima, también esclavizada y tratada hasta llegar a quienes diariamente acompañamos. Pensamos en las mujeres que tienen las pruebas de un secuestro, maltrato, golpes y tanta violencia en sus cuerpos, pruebas que la justicia no ha querido ver y con las que elije absolver a las/los culpables y así perpetuar la complicidad policial, política y judicial a la que parece que nos quieren acostumbrar.

Joseph, Raquel, Marita y algunas mujeres que acompañamos, guardan similitud en sus historias que nos dejan una sensación amarga, de impotencia, descreimiento, indignación. Sin embargo, son quienes nos hacen pensar y sentir que es demasiado dolorosa esta realidad para no hacer nada.

Más allá de que hubiéramos esperado otro resultado, la lucha continúa. Queremos transformar la indignación en lucha esperanzada.

Por eso, estamos convencidas que a pesar de todo, debemos seguir haciendo. Sentimos que la esperanza camina subterránea, más allá de lo algunos decidan. Esto genera que no nos olvidemos ni de Marita, ni de otras mujeres y que con ellas y por ellas sigamos caminando.


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Caso Marita Verón

A 3 meses de finalizado el juicio por el caso de Marita Verón, en PAR nos sentamos a conversar que nos había dejado este tema. Hicimos un recorrido, desde el dolor y la esperanza, la indignación, el recuerdo de mujeres que pasaron y pasan por Puerta, la ternura y la admiración que nos generan Susana, su nieta y todas las mujeres que fueron a declarar.

Indignación que nos generó comprobar que el testimonio de las mujeres no sirvió para nada, fueron revictimizadas, expuestas, y su voz no fue tenida en cuenta.

Tentación de comparar las historias de vida de tantas mujeres esclavizadas que conocemos. Hicimos historia de los más de 10 años del caso de Marita, comentamos como entró la historia en el corazón de la gente. También nos asombramos de todo lo que develó este juicio, cómo se mezcló lo policial, con lo político y lo deportivo. Cómo este entramado siniestro fue tapando una verdad que todos esperábamos y fue empequeñeciendo la esperanza de que ese juicio nos dijera algo sobre Marita. El día de la sentencia nuestras esperanzas se trasformaron en desolación: todos absueltos.

Nos encontramos así, con una realidad demasiado dolorosa para no hacer nada, por eso, tratamos de contagiarnos esperanzas en medio de tanta indignación.

Rescatamos lo positivo que dejó este juicio, más allá del resultado: es muy bueno que toda la sociedad se enterara del caso, o por lo menos, quien quiere saber, lo sabe. También nos parece positivo la sanción de la Ley, aún cuando hubiéramos querido que contemplara otras cuestiones.

Hicimos memoria, desde Joseph, aquella primera mujer que albergo el Padre Serra, origen de la misión oblata, pasando por Raquel Liberman mujer tratada, esclavizada durante 10 años y víctima de la falta de justicia, luego llegamos a Marita desaparecida hace más de 10 años, también víctima, también esclavizada y tratada hasta llegar a quienes diariamente acompañamos. Pensamos en las mujeres que tienen las pruebas de un secuestro, maltrato, golpes y tanta violencia en sus cuerpos, pruebas que la justicia no ha querido ver y con las que elije absolver a las/los culpables y así perpetuar la complicidad policial, política y judicial a la que parece que nos quieren acostumbrar.

Joseph, Raquel, Marita y algunas mujeres que acompañamos, guardan similitud en sus historias que nos dejan una sensación amarga, de impotencia, descreimiento, indignación. Sin embargo, son quienes nos hacen pensar y sentir que es demasiado dolorosa esta realidad para no hacer nada.

Más allá de que hubiéramos esperado otro resultado, la lucha continúa. Queremos transformar la indignación en lucha esperanzada.

Por eso, estamos convencidas que a pesar de todo, debemos seguir haciendo. Sentimos que la esperanza camina subterránea, más allá de lo algunos decidan. Esto genera que no nos olvidemos ni de Marita, ni de otras mujeres y que con ellas y por ellas sigamos caminando.


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