Por Martina Maini
En el Día Internacional del Trabajador y Trabajadora que se conmemora
cada año el 1 de Mayo, nace una reflexión acerca de lo que cada una de nosotras

como mujer quiere construir y dejar construido en este mundo.

Preguntémonos qué significado tiene para nosotras “trabajar” y tengamos presente que atrás de
este verbo hay derechos que tenemos que conocer y saber ejercer libremente. ¿Trabajar es simplemente producir o hacer algo que genere una remuneración económica? ¿O es algo más?
Cada trabajadora en su día a día tiene que saber revindicar constantemente sus derechos para
poder vivir una vida digna que respete su propia persona y a los demás. Es responsabilidad de cada
una de nosotras luchar porque cada trabajo pueda promover la dignidad de la persona humana. A tal
propósito, quiero compartir un poema de la escritora nicaragüense Gioconda Belli, la cual habla de
las responsabilidades que cada una de nosotras tiene en esta vida. No elegimos cuando, donde y
como nacer, pero tenemos el deber de pensarnos como parte de un mundo en donde tenemos un
rol importante de transformación, en donde cada una de nosotras tiene valores, potencialidades y
cualidades que tiene que saber desarrollar para mejorar su vida y la vida de las personas que vendrán
después. Trabajar es producir cambios, generar acciones que permitan crecer, avanzar, mejorar
siempre con la responsabilidad que tenemos de cuidarnos y cuidar.
En el día internacional del trabajador y la trabajadora, mi invitación va, entonces, hacia cada una
de nosotras, para que aprendamos a ejercer nuestros derechos en la vida. Sepamos recuperar lo
que realmente nos gusta y nos motiva, y así encontremos la forma de hacer de eso nuestro trabajo,
amándonos, respetándonos y osando creer que podemos realmente construir “el mundo que
queremos”, el mundo que cada una de nosotras quiere.
Uno no escoge

Uno no escoge el país donde nace;
pero ama el país donde ha nacido.
Uno no escoge el tiempo para venir al mundo;
pero debe dejar huella de su tiempo.
Nadie puede evadir su responsabilidad.
Nadie puede taparse los ojos, los oídos,
enmudecer y cortarse las manos.
Todos tenemos un deber de amor que cumplir.
una historia que nacer
una meta que alcanzar.
No escogimos el momento para venir al mundo:
ahora podemos hacer el mundo
en que nacerá y crecerá
la semilla que trajimos con nosotros
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