Por Lorena López Guzmán

Si tuviésemos que definir rápidamente qué es el cooperativismo, es en esencia trabajo colectivo, solidario, organizado, autogestivo y sin patrón. El cooperativismo en oposición a una economía de mercado competitiva, inequitativa e individualista que produce millones de pobres en el mundo negándoles toda posibilidad de acceder a un trabajo y salario dignoemerge en muchos de los casos desde los escenarios más impensables y desoladores. 

Hombres y mujeres se organizan alrededor del trabajo. Su adhesión es abierta y voluntaria buscando satisfacer las necesidades no del lucro y sí más bien, de cada uno de los socios que, junto a sus familias, integran la cooperativa. Las decisiones son colectivas, en este sentido, se rompe la lógica de poder que comúnmente conocemos: vertical y autoritario. En cambio, el poder pasa a ser consensuado, horizontal y asambleario. 
La definición de los proyectos productivos, aquellos que permitirán resolver las necesidades colectivas inmediatas, tienen en cuenta conocimientos previos sobre determinados oficios, posibilidades de consecución rápida y viable de recursos e insumos para la producción, o en el caso de las fábricas recuperadas manteniéndose en el mismo rubro, prevaleciendo el rubro textil, gastronómico, metalúrgico, agroecológico, gráfica, bloquera y construcción. Las jornadas de trabajo (entre 4 a 8 horas máximo) buscan oponerse a la explotación. El capital inicial mucha de las veces nace por aportaciones de cada uno de los socios, luego la cooperativa propenderá a canales propios de comercialización para sostenerse (redes vecinales, vínculos estratégicos con universidades y cooperativas amigas, o a través de proyectos y planes estratégicos de inversión del Estado). 

En síntesis, esta forma de organización colectiva recompone y reactiva las redes y el tejido social: acaso la familia, el barrio, el merendero o el comedor popular, la toma de tierras, la fábrica recuperada y ocupada. Es entonces cuando los desocupados, los expulsados del sistema, reconstruyen el suyo propio, un pequeño sistema donde deciden colectivamente el rumbo de su sobrevivencia. La cooperativa es quizás ese lugar donde devuelven para sí la dignidad, la autonomía y la independencia que un día les fuese arrebatada.

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