Comenzó en Paraná el juicio por la joven misionera que escapó de un prostíbulo en Concordia

“Yo estaba en mi casa, en San Vicente (Misiones) cuando llegaron dos mujeres y un hombre en una camioneta verde. Una de ellas me dijo que era mi pariente. Me preguntó si estaba sola en la casa y le dije que sí. Me pidió que vaya a trabajar de niñera a Concordia, que allá se ganaba bien. Me subieron y me llevaron. Cuando llegué me di cuenta que era para trabajar en un cabaret y me escapé”, relató este lunes la joven misionera, que apenas cuenta 22 años, y de quien en esta nota se preservará su identidad real, pero se la denominará María. La muchacha fue captada en 2009. A cambio de su libertad, su madre habría recibido una suma aproximada a los 200 pesos. A sus captores, el presunto dueño y una “trabajadora” del cabaret “El Desafío”, se les imputa el delito de engaño y traslado de persona mayor de 18 años con fines de explotación sexual, tipificado en el Artículo 145 Bis del Código Penal.


Este lunes pasadas las 10 comenzó un juicio oral por trata de personas en la capital entrerriana. La causa caratulada “Montiel Carlos D.A. y Silva Susana B. Infracción al Artículo 145 Bis del Código Penal”, lleva el número de expediente 2.206/11 y tiene como imputados a Carlos Darío Antonio Montiel, apodado Pito y a Susana Beatriz Silva, de sobrenombre Tuti. A ambos se los acusa del delito de captación y traslado de persona mayor de 18 años con fines de explotación sexual. Además, a Montiel se le imputa la función de regenteador y administrador del cabaret “El Desafío” de Concordia.

El Tribunal a cargo de Noemí Berros, Roberto López Arango y Lilia Carnero, oyó el relato de la víctima, quien con una marcada dificultad para expresarse debido a su condición social, contó cómo la engañaron, le dijeron que la llevarían a trabajar de niñera en Concordia, la subieron a una camioneta verde y la trajeron a Entre Ríos. Una vez acá, le dieron “ropa corta”, tal como describió y le indicaron que debía tener relaciones sexuales con hombres a cambio de comida y ropa. María logró escaparse cuando una de las mujeres que estaban en el cabaret la invitó a “salir a comprar”. Huyó, corrió y llegó a la casa de un matrimonio, cerca del cabaret. Allí la recibieron los dueños de casa, le dieron de comer y la llevaron a la Terminal de Concordia donde compraron pasajes para que pudiera volver a su domicilio de origen. En la estación de ómnibus encontraron a un policía. María le contó lo sucedido, y el agente la llevó a la Comisaría Quinta de la ciudad donde le prestaron asistencia y originaron la causa que por estas horas llegó al debate oral y público.

Según informó el Tribunal, el debate que pasó a un cuarto intermedio se reanudará este martes a las 9.30, último día de testimoniales. En tanto, vale destacar que la Fiscalía está a cargo José Candioti; la defensa de Montiel es ejercida por Mario Franchi y la de Silva por José Ostolaza.

María, la chica que logró escapar del prostíbulo

María es una joven de apenas 22 años. Viene de una pobreza marginal extrema. Nunca fue a la escuela, pero contó que sabe firmar. Tiene serios problemas para poner en palabras lo que piensa y le cuesta comprender lo que le preguntan. A los 12 tuvo su primer hijo, un varón que ahora tiene 10 años y tampoco asiste a un establecimiento educativo. Luego llegaron tres chicos más: una nena de 6, un varoncito de 2 y otra pequeña de 1 año y 2 meses que este lunes también compareció ante el Tribunal. Ella no sabe dónde está el papá de sus niños. Nunca más lo vio.

En 2009, cuando fue captada, tenía apenas 19 años. Trabajaba en la “tarefa” es decir, en yerbatales. “Quebrara yerba”, acotó. Vivía en la casa de su madre, en San Vicente, Misiones, donde además habita su padrastro. “El no me quería en esa casa. Siempre me corría de ahí”, confió la muchacha.

La joven relató que Tuti, es decir Susana Silva, un día “llegó a mi casa para cuidar a mi bebé y me llevó con ella. Fue con un hombre medio gordo y petiso (Pito Montiel, administrador del prostíbulo “El Desafio”). Ellos me dijeron que yo iba a cuidar criaturas en Concordia, que allí se ganaba bien. A Tuti no la conocía de antes, pero aseguró que era mi pariente. Me subieron al auto”, indicó.

Del suceso fue testigo una vecina, “la señora Carmen”, quien aseveró a la Justicia que dos semanas antes había visto a los imputados en la camioneta verde, hablando con la madre de María. Por la libertad de la joven, su familia habría recibido una suma de 200 pesos.

Durante el viaje a María no le dijeron una palabra. “Cuando llegué me di cuenta que era para trabajar en un cabaret. Allí había una señora rubia, mayor, una polaca que me dio ropa corta, una pollerita. Me dijeron que era para trabajar con los hombres. Esa misma señora me invitó a salir a comprar y ahí fue cuando me escapé. Corrí”, asentó la joven que frente al estrado cargaba a su pequeña hija.

A la muchacha no sólo le costaba expresarse, sino que además tenía mucha vergüenza de confesar ante los presentes lo que le había pasado. No se animaba a reproducir lo que le habían dicho cuando llegó al cabaret, por lo que el fiscal se vio obligado a leer parte de la instrucción. En aquel momento, durante su declaración inicial confió cuáles fueron las palabras que escuchó de parte de la mujer rubia, la polaca, y de parte de Silva. Ambas le daban instrucciones de cómo tener relaciones sexuales con los clientes del lugar.

Como referencia de haber estado en “El Desafío”, marcó que había un televisor en el que “pasaban porno”. Añadió que allí un hombre la invitó a un trago, pero ella se negó.

Cuando logró huir, llegó a la casa de un matrimonio que residía cerca de “El Desafío”. “Ellos me hicieron entrar a la casa. La señora me dio comida y todo. El marido me llevó a la terminal a tomar el colectivo para volver a San Vicente. Ahí, en la terminal, estaban los de la seguridad. Entonces un policía sacó el boleto, pero antes me llevaron a la Comisaría”, agregó.

El relato de una alternadora

Este lunes compareció una muchacha de 27 años, alternadora del prostíbulo “El Desafío”. Ante el tribunal, dijo que le interesaba la verdad y que se exculpe a Montiel y Silva porque son “inocentes”.

“En 2009 hicieron un allanamiento porque había una menor y lo llevaron preso a mi patrón (Montiel), el dueño del bar”, asentó. La joven contó cuáles eran las funciones de Pito Montiel, dijo que “estaba a cargo” del lugar, que “vendía bebidas” y les “guardaba” el dinero que cobraban por “trabajar con copas” y por “los pases” a las habitaciones. “Al final de la noche cobrábamos”, señaló, al tiempo que detalló: “Por copas ellos se quedaba con tres pesos más o menos y por pase se quedaba con seis o siete”.

La alternadora también manifestó que Tuti era su compañera de trabajo y que en “El Desafío” la veía todas las noches. Admitió que en el lugar había “una señora mayor, de unos 60 años, rubia”, pero intentando desmentir la declaración anterior, apuntó que “no daba instrucciones a las más jóvenes”.

Consintió asimismo que en 2009 llegó una chica jovencita de Misiones al prostíbulo, pero que horas después “desapareció”. “No la conocí, solo la vi un momento y me llamó la atención porque era petisita”, precisó.

Se refirió a “los pases” que consistían en “tener relaciones si querían”. “Por los pases les sacaban siete pesos y por las copas tres”, relató. No recordó una camioneta verde.

La muchacha dijo que en “El Desafío” había un televisor, y sin que nadie le pregunte nada, subrayó que “tenía señal de aire por lo que se veía Canal 5 y Canal 9. Lo prendíamos muy poco. No estaba para otra cosa”, enfatizó.

“Nadie me llevó a ese lugar, yo fui sola porque necesitaba plata. En mi casa, mi familia sabía. Creo que ninguna de las que estaban ahí estaba obligada porque además estábamos fichadas en la Policía y teníamos una libreta sanitaria”, aseguró la joven.

Los imputados

Los dos imputados ratificaron sus datos personales, pero se abstuvieron de declarar.

Montiel dijo que no terminó la primaria y tampoco nunca trabajó. Que sólo poseía dos remises que no conducía personalmente. Agregó que tiene dos hijas con Yolanda Gamarra, una de 6 y otra de 12 años y las mantiene con lo que le pasa su madre, una jubilada.

“Mi vieja me daba la plata para mantener a mis hijas. Me pasaba 500 o 600 pesos por mes. A veces sabía vender autos cuando estaba con Yolanda, para mantenerlos. Compraba los autos con plata que tenía”, deslizó.

Por su parte, Silva tiene 25 años, vive en Concordia, pero nació en San Pedro, Misiones. No está casada, pero convive con Miguel Ángel Temporetti. “Tengo cuatro chicos, dos son de él y otros dos son míos”, asentó. La mujer fue hasta sexto grado, y ahora es ama de casa. “Antes trabajaba de empleada doméstica, en casa de familias”, indicó. Además, asintió que por cinco meses trabajó en “El Desafío”. Testificó que su esposo es remisero. Manifestó que mantienen la familia con lo que cobra de la asignación universal “más lo que gana” Temporetti.


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