Compartimos la alegría de celebrar 30 años abriendo puertas para que las mujeres en situación de prostitución puedan volar y alcanzar sus sueños.
Todo cumpleaños es siempre motivo de agradecimiento por la vida, un momento privilegiado para hacer memoria, volver a pasar por el corazón, situaciones, espacios compartidos, pero sobre todo, la vida de las personas que hicieron esta historia: hermanas, laicas y laicos, colaboradores y voluntarios/as, y la vida de ellas, las protagonistas, las mujeres que traspasan el umbral de esa Puerta Abierta en búsqueda de nuevos horizontes.
¡Cuántas historias compartidas en estos 30 años!
Quienes hoy formamos el equipo de trabajo de Puerta Abierta Recreando agradecemos el legado que recibimos, en primer lugar de Madre Antonia y Padre Serra, los fundadores de la Congregación, y luego de las primeras hermanas y laicas que se animaron a soñar con este proyecto y pusieron manos a la obra para hacerlo realidad.
Hoy, 30 años después, la historia continúa. Nuevos desafíos, nuevas búsquedas, pero con la misma fe y esperanza de los inicios, sabiendo que, como decía Padre Serra, ésta “es la causa de Dios.”
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