POR LILIANA TROCHE

El sistema educativo es un espacio investido por relaciones de poder asimétricas, reproductor social y cultural que transmite e inculca valores. La educación formal es una importante reproductora y transmisora de sexismo. Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de sexismo? Es la discriminación que se ejerce sobre un individuo por su sexo. Son prejuicios y estereotipos que pesan sobre mujeres u hombres. El sexismo en la educación es un factor clave en la reproducción de desigualdades y en la persistencia de distintas manifestaciones de violencia que impactan en el vivir de las mujeres. Desde los niveles iniciales, en conjunto con las familias patriarcales, los cuentos infantiles, los juegos y actividades escolares se va moldeando a niñas y niños en roles diferenciados, en consonancia con la cultura androcéntrica que se manifiesta en todos los ámbitos. En la etapa escolar, mediante los contenidos de asignaturas y textos, de la atención y de las expectativas que se tienen respecto de su futuro, las desigualdades se van consolidando entre las y los jóvenes. 

¿Qué debemos hacer como docentes y como comunidad educativa para que esta educación no sea sexista?

Los cambios estructurales que requiere nuestra sociedad para alcanzar una participación equitativa e igualitaria, con independencia de que se nazca niña o niño, deben ser abordados desde las primeras etapas de los procesos de socialización.

Debemos como comunidad educativa promover una comunicación más democrática y adecuada a las reformas legislativas en materia de igualdad de género. A través de la implementación de ley de Educación Sexual Integral (ley 26.150), es importante instaurar en las aulas diferentes problemáticas, hablar sobre género, violencia y discriminación. Debemos exigir una educación no sexista, darle herramientas a los niños para que puedan compartir experiencias que nos enriquezcan como persona, que nos motive a seguir en la lucha en contra de la violencia. Como docentes de una nueva generación, tendremos que proponer una escuela que pueda colaborar en la gran tarea de conseguir una sociedad más justa y menos violenta en la que todos/as podamos ser más felices.


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