¡… que nos impulsa a ser Puertas Abiertas a la Vida!
Por Hna. María Alejandra Mancebo, Oblata del Santísimo Redentor, São Paulo – Brasil
Queridos amigos y amigas: nuevamente la Palabra del Señor nos reúne para poder rezar en torno a este alimento que nos trae Luz y Vida para que caminemos con alegría las sendas que día a día transitamos siguiendo a Jesús.
Este año nos trae la feliz oportunidad de celebrar las Bodas de Plata de Puerta Abierta Recreando. Son 25 años buscando encarnar el sueño de Dios de que todos tengamos Vida y Vida en abundancia.
En el marco de esta celebración te propongo que nos dejemos contagiar por el salmo 89(88) para decir con el salmista:
“Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.”
Te invito, con los ojos del corazón, a hacer una memoria agradecida de las gracias recibidas en tu vida, los milagros que Dios hizo en tu favor en estos últimos años. Milagros, sí, eso mismo, milagros… Aquellas cosas que causan admiración y nos sorprenden, hechos que manifiestan la mano de Dios de forma particular. ¿Recibiste algún milagro en tu vida? ¿Podrías enumerarlos? ¿Cuáles son?
Delante de este ejercicio puede estar pasando que la hoja dónde estás anotando esté en blanco… Entonces valdría la pena que te preguntes: ¿Qué entendés por milagro? A veces pensamos que Dios se manifiesta milagrosamente solamente ante de situaciones muy complicadas de resolver y/o cuando las resoluciones de estos acontecimientos se ajustan a nuestros planes y deseos, ¿no es verdad? Milagros son entendidos muchas veces como grandes favores de Dios en respuesta a nuestras necesidades más urgentes.
Ahora te propongo que retomes el ejercicio de hacer memoria de los últimos años y pienses en cada mañana que despertaste y enfrentaste el nuevo día que se iniciaba, en las posibilidades de estudiar, de aprender alguna cosa nueva en ese día, de trabajar… Constata que podés leer este texto y hasta podés expresar si te gusta, o no. ¿Recibiste una sonrisa de alguien y pudiste ofrecerla? Pensá en algún favor que hiciste a alguien, una palabra de consuelo que recibiste, un gesto de cariño expresado…
Estos son apenas unos pequeños ejemplos de la cantidad de “milagros” que día a día recibimos de Dios. Seguramente podrás enriquecer esta pequeña lista desde tu experiencia con el Dios fiel de Jesús.
“Porque tú has dicho:
Mi amor se mantendrá eternamente,
mi fidelidad está afianzada en el cielo”.
Como los Salmos, también la música popular es una expresión poética de lo que late en el corazón del pueblo, canta la vinculación con la vida y todo lo que la genera. Si te acordás podés cantar con Violeta Parra:
“Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros…un alto cielo y su fondo estrellado…
Me ha dado el oído, grillos y canarios…
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos…
la voz tan tierna de mi bien amado…
Me ha dado el sonido y el abecedario…
Madre, amigo, hermano…
luz alumbrando la ruta…
Me ha dado la marcha de mis pies cansados…
ciudades y charcos…
Playas y desiertos, montañas y llanos…
casa, calle y patio….
Me dio el corazón que agita su marco…
fruto del cerebro humano…
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto…
Me ha dado el canto…”
Para muchas personas encontrar un lugar para poder compartir y celebrar la vida con otras mujeres como en Puerta Abierta también es un milagro…
Puerta Abierta es para mí una manifestación grandiosa y sorprendente de la acción de Dios en los años que Él me regaló participar: encuentros, reflexiones, aprendizajes, alegrías, tristezas, emprendimientos, música, oraciones, manifestaciones y panfleteadas, búsquedas, luchas por más dignidad y derechos, teatro, danza, poesía, lugares, sabores, nombres, rostros…
El salmista proclama:
¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte! Ellos caminarán a la luz de tu rostro;
se alegrarán sin cesar en tu Nombre, serán exaltados a causa de tu justicia…
Estamos siendo invitados/as a anunciar, a ser testimonios de los cotidianos milagros que recibimos. A ser reflejos de la Luz que irradia de esta experiencia de encuentro con Dios, con su Palabra revelada en nuestra vida.
Estamos siendo invitados/as en estos 25 años de Puerta a Abierta a ser cada uno, cada una “puertas abiertas a la vida”. Estamos desafiados/as a ser puertas abiertas en un mundo que va cerrándose casa vez más. Somos impulsados/as, en contraposición a las puertas cerradas del egoísmo, la corrupción, la explotación y abuso de poder, la exclusión, las violencias que generan muerte; a ser puertas abiertas al diálogo, a la acogida, la palabra positiva que construye, a la solidaridad, el perdón, el respeto, la comunión, la alegría, la inclusión, a las acciones que promueven la paz… a ser puertas abiertas a otro mundo posible.
Albert Einstein escribió una frase que me parece muy interesante: “El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.”
Estoy convencida que hay más gente que hace el bien que las que practican el mal. Hagamos que la Luz que brota de nuestras experiencias de “milagros” brillen con fuerza en todos los espacios donde nos encontremos.
Madre Antonia y Padre Serra nos dieron ejemplo con sus vidas y caminan con nosotros dándonos ánimo y fuerzas cada día.
Por los 25 años de Puerta Abierta, por los milagros recibidos en el camino que vamos transitando, digamos juntos/as:
“¡Bendito sea el Señor eternamente!
¡Amén! ¡Amén”!
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