Autora: Hna. Manuela Rodríguez Piñeres 

Erase una vez… que se abrió una Puerta allá en La Boca cerca o lejos de Caminito; depende del concepto de distancia que cada persona quiera emplear. Sin minimizar esas consideraciones, lo importante es que esa puerta se abrió muy cerca de la realidad de pobreza de los llamados ‘conventillos’ con colores vivaces que evocan aún las migraciones italianas, hoy remplazadas por personas migrantes del interior del país o de países hermanos cambiando así el color blanco de la piel de migrantes europeos por rostros indígenas, los verdaderos dueños de la madre tierra y de la tierra madre. Podemos decir que estas como aquellas son personas de lucha, personas sufridas, personas que dejan su tierrita siempre en busca de algo mejor. La Boca cuna del arrabal, donde nació el tango y también con trayectoria de prostitución femenina, sobre todo, en la zona portuaria y en los barrios vecinos. Esto sólo para recordar algunas características de este barrio, cuna de Puerta Abierta a las Mujeres de la Calle Hernandarias junto a nuestros amigos Rosa y Eduardo Lamicela.

Allí llegó la Congregación de Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor en el año 1992. En esos 500 años de la llamada “Nueva Evangelización” con nuevo ardor, nuevos métodos y nueva pasión. Allí llegó una comunidad que no partió de cero sino que dio continuidad a ese camino iniciado, érase una vez hace 12 años, por mujeres Oblatas de coraje y valentía como María Jesús Urzainqui, María Mendía, Basilia Martínez de Cestafe y Ana María Palao.

Erase una vez… y estas mujeres luchadoras dijeron: “Hasta aquí llegamos” con mucha humildad y simplicidad de quienes reconocen sus potenciales y sus límites. Y así pasaron la antorcha para otras. Basilia continuó com su fuerza y su audacia. Se sumaron Manuela Rodríguez Piñeres y Estela Zucchini.

Erase una vez… y este trío de mujeres se aproximaron y prosiguieron el camino con algunas ‘mujeres del ambiente’ ya conocidas por quienes fueron las pioneras creando un ambiente de amistad, de cercanía, de fiesta para construir esa “comunidad de mujeres que luchamos, nos acompañamos y caminamos juntas.” Erase una vez …y ya hace 20 años que nos encontramos en los Barrios de ‘Conti’, Flores, Once y la Boca con todas las Estelas, María Alejandra, Cristinas, Renatas, Mirtas, Rosas y muchas otras que, pasado un tiempo corto y también el largo tiempo, parece que la memoria no quiere ya evocar, ni nombrar… Pero ellas existieron, existen y existirán. Ellas son las que señalaron y continúan abriendo senderos por donde pase la vida, la alegría, el amor.

Y érase una vez…y más veces y seguimos buscando con pasión y con ardor. Y se abrió esa Puerta a la Esperanza un 18 de setiembre. Se lanzó una semilla muy pequeña en la tierra. Y esa semilla germinó y creció y dio muchos frutos y frutos abundantes, con todas las personas y mujeres valientes que continúan sembrando hoy. Y yo me siento parte de esta tierra que fecundó esta semilla junto con mis hermanas de Congregación, con laicas y laicos incluidas las mujeres acompañadas. Estas mujeres que dejaron huellas imborrables en mi vida como Cristina, Colacha, Mabel Caris, Carmen Cardozo, Marga, Hilda, Carmen Elisa e Elisa del Carmen, mis amigas dominicanas, paraguayas, uruguayas, peruanas, brasileñas y muchas y muchas más…

Y érase una vez…e muchas veces con nombres entretejidos y entrelazados como una bellísima colcha de retazos, de variados colores donde cada una nos podemos encontrar e ser encontradas, nutridas y fortalecidas.

Y érase una vez… que esta Puerta Abierta Recreando continua en pie de resistencia, matizando los colores de la Vida, re –creando sentidos , hilvanando y recontando historias y abriendo de nuevo, NUEVAS puertas porque “siempre está la puerta abierta, la VIDA está esperando”.


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