El legado de la Hermana Alejandra
Mary Fiore
Mis queridas amigas de Puerta Abierta-Recreando: ¡Volví! ¡Otra vez volví! Parecería que fuera el Ave Fénix. Esa ave que, según los antiguos, renacía de sus cenizas. Pero no es así, mi vuelta es la “herencia” que les dejó la hermana Alejandra antes de irse, les cuento: La ví a fines del 2009 y me dijo que me iba a tirar de las orejas, como no era mi cumple, me sorprendí.
La tirada era por no escribir desde hace tiempo en nuestra revista.
La volví a ver el sábado de Gloria en la Parroquia San Pedro, entre saludos y despedidas me hizo prometer ese día, tan importante para nuestra fe, el que festejamos la Resurrección de Jesús que iba a volver a escribir.
Hermanas y chicas: yo voy a comenzar a cumplir, voy a contar mi cotidianeidad, voy a descargarme de las cosas que me molestan o duelen, voy a mandar algún recorte para compartir y todo lo que hice durante muchos años para lo que es y será siempre nuestra revista, la de mi tan amada Puerta Abierta.
Espero no reiterarme, porque aunque Mirtha Legrand dice que el público se renueva yo se que los que la leen son cada vez más. Los que se aburran rezónguenle a la hermana Alejandra “la culpable”.
Y antes de explayarme en lo que quiero contar les mando un gran beso a todas las señoras que comparten las tardes en la casa y a las que no me conocen les cuento que mi casa fue la de la calle Hernandarias. Allí pase lindos momentos, abrí los ojos ante una realidad que se pretende esconder y, además, conocí a mujeres maravillosas: religiosas y laicas.
Conocí a la Totita, un verdadero regalo de Dios, aún nos hablamos por teléfono y ojalá antes que salga esta revista la haya podido ir a visitar. Conocí a las hnas. Teresa, Manuela, Herminda, Iky (nos debemos el paseo por La Boca, ¡te acordás?
Lo planeamos pero te fuiste antes de realizarlo), a las hermanas Olga y Mariana y a la “culpable” de esto también, la dulce Ale. Corina merece un párrafo especial, ya la conocía, pero fue la que puso la llave abriendo mi imaginación a la escritura, o bueno… para tratar de hacerlo.
Basta de cháchara…
En la revista Comunicarnos que edita la Comisión de Niñez y Adolescencia en Riesgo del Arzobispado de Buenos Aires, encontré una hermosa oración que se refiere a la Resurrección de Cristo. Como ese fue el día en que me comprometí a escribir se las trasmito.
Capítulo 24, versículo 29 del Evangelio de San Lucas: “QUEDATE CON NOSOTROS, PORQUE CAE LA TARDE Y SE TERMINA EL DIA” “Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos aunque no siempre hayamos sabido reconocerte. Quédate con nosotros, porque en torno a nosotros se van haciendo más densas las sombras, y tú eres LA LUZ; en nuestros corazones se insinúa la desesperanza, y tú los haces arder con la certeza de la Pascua. Estamos cansados del camino, pero tú nos confortas en la fracción del pan para anunciar a nuestros hermanos que has resucitado y nos has dado la misión de ser testigos de tu resurrección.
Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades, consuélalas en sus sufrimientos, en la fatiga de cada día, cuando en torno a ellas se acumulan sombras que amenazan su unidad y su naturaleza. Tú que eres LA VIDA, quédate en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y generosamente, donde se acoja, se ame, se respete la vida desde su concepción hasta su término natural.
Quédate, Señor, con aquellos que en nuestras sociedades son más vulnerables; quédate con los pobres y humildes, con los indígenas y afroamericanos, que no siempre han encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su identidad. Quédate, Señor con nuestros niños y jóvenes, que son la esperanza y la riqueza de nuestro Continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia y sus legítimas esperanzas. ¡Oh, buen Pastor!, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos.
¡FORTALECENOS A TODOS PARA QUE SEAMOS TUS DISCIPULOS Y MISIONEROS!!!
Hasta la próxima!!
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